miércoles, 27 de junio de 2012

Chamán: el señor de la palabra.


"Que la mitología de un chamán no se corresponda con una realidad objetiva carece de importancia" 
Claude Lévi-Strauss, antropólogo.

Los chamanes pueden ser sanadores, sacerdotes, guardianes de los rituales sagrados de sus pueblos, pronosticadores del clima, cosmólogos e interpretadores de sueños. Dado que hay mucho que no comprendemos acerca del funcionamiento del mundo natural y el potencial de la mente humana, resultaría prudente prestar atención a aquellos que poseen una visión holística de la vida y que creen que la naturaleza está regulada por sutiles poderes que escapan de la ciencia.

Chamán de los Yanomami:

"El chamán yanomami no establece diferencias entre el destino de su pueblo y el de la humanidad. Al mismo tiempo que intenta, ante todo, conservar sus creencias y rituales, el chamán yanomami considera que su labor consiste en la salvación incluso de los enemigos más crueles. Sin embargo, somos unos pocos los que entendemos que nuestra supervivencia depende de esta filosofía." Claude Lévi-Strauss, antropólogo.
 
Chamán de los Matsigenka.

"Baltazar se ríe, y sus carcajadas suenan como siempre, a medio camino entre una risotada y una risa socarrona. (...) Pero hoy, durante mi visita habitual a primera hora de la tarde, me pide con una seriedad poco frecuente en él que me siente a su lado en una esterilla de cañar frescas. Se sienta, y me habla en su lengua nativa.

-¿Recuerdas la historia que me contaste acerca de un chamán, cuya alma fue abrasada por la linterna de un misionero?

-Sí -Le contesto dubitativo, ante lo inesperado de la pregunta.
Durante años me había enterado de algunos incidentes relacionados con un misionero protestante americano. El misionero se sentía especialmente preocupado por la fe de los indígenas en el chamán local: el hombre era capaz de sanar, según ellos. Tomaba un poderoso brebaje de ayahuasca y entraba en trance; entonaba cánticos, agitaba un cascabel mágico realizado con hojas de bambú y trepaba por un mástil situado en el centro de la cabaña. Más tarde, se oían unas misteriosas pisadas sobre el techo de paja y, a continuación, el batir de unas alas. El chamán, decían, ha volado a los cielos. Más tarde, descendía de ella cantando con un extraño tono de voz: se había intercambiado los papeles con su espíritu gemelo. La sesión de espiritismo se llevaba a cabo completamente a oscuras, para que la más mínima luz o chispa no pudiera quemar la volatil alma del chamán.

Al misionero no le gustaban estos tejemanejes paganos y decidió erradicarlos. Le habían advertido de los procedimientos de la ceremonia, incluída la prohibición de cualquier tipo de luz artificial, pero el misionero se había escondido la linterna.

- Se ha marchado, ha volado hasta el cielo!
Entonces el misionero pulsó el botón. Alumbró con su cegadora luz al chamán, que estaba tendido y en trance.

- Es un impostor! No se ha ido a ninguna parte. Os está tomando el pelo. Es un enviado del demonio.

Y así, el alma del chamán fue abrasada por la intensa luz del misionero, perdió sus poderes y abandonó sus prácticas como chamán.
Muchas semanas antes, me había venido el incidente a la memoria y le había preguntado a Baltazar si estaba al corriente.

-Sí, sí, conozco la historia. De hecho, ese hombre era mi hermano. Perdió sus poderes, se marchó de aquí y regresó a su lugar de origen, muy lejos de este lugar. Murió hace mucho.

Sin embargo, Baltazar de repente volvió a sacar el tema.

- Te mentí -dijo con una sonrisa inescrutable-. No era mi hermano, sino yo. Pero quien quiera que te haya contado esa historia, te la ha contado mal. No perdí mi alma y continúo preparando ayahuasca, y algún día la haré para ti. Te puedo enseñar muchas cosas. Vendrás?
Y así, una templada y agradable noche sin luna descubría la verdad acerca de Baltazar: su cascabel de bambú, un batir como el de alas de un pájaro; sus cánticos que narraban la historia de su pueblo; y su espíritu gemelo, que cantaba a coro con su propia voz dividida en dos de manera asombrosa.
El irónico y socarrón de Baltazar, todo el tiempo, el chamán secreto había sido él." 
Glenn Shepard. Etnobotánico y antropólogo médico especializado en pueblos indígenas de la Amazonia.

Chamán de los Kogui:

"Los Kogui, de la Sierra Nevada de Santa Marta, de Colombia, ancestros de la civilización Tairona, escaparon de los invasores (primero, de los europeos, y más recientemente, de los cultivadores de drogas y guerrillas) adentrándose en lo alto de las montañas. Nunca han sido conquistados, y todavía son regidos por un sacerdocio que llevan a los niños a la edad de 3 ó 4 a chozas de piedra en la parte baja de los glaciales, y allí los dejan por 18 años. Allí se inician en este rito simbólico que representa volver al vientre de la tierra madre. Allí se les enseña los valores de la sociedad, valores que transmiten con sus oraciones y que mantienen el orden cósmico. Al salir 18 años después, antes del amanecer, ven salir el sol. En ese momento cristalino, mientras el sol comienza a bañar los desniveles del bellísimo paisaje, de repente todo lo que habían aprendido de manera abstracta se les aparece con todo su esplendor. El sacerdote que los ha formado da un paso atrás y les dice "¿lo veis? es tan bello como os había dicho. Es hermoso, y a vosotros os toca protegerlo" Se autodenominan los "hermanos mayores", y dicen que nosotros, los "hermanos menores" del mundo, somos los responsables de la destrucción del planeta." Wade Davis, antropólogo.

Chamán de los Turkana:
"Por la noche, los ancianos dirigían su mirada al cielo. Seguían el rastro del movimiento de los planetas, el color de las estrellas, la profundidad de la bruma que rodea la Luna y buscaban sombras en el aire, señales determinadas que podían explicarme. Pero había otras que no podían describir: las manifestaciones de Akuj, el dios del cielo. Su adivinación era una cuestión de supervivencia. La aparición de nuevos brotes y la desecación ocurren a tal velocidad en esas sabanas que los chamanes emuron de los Turkana tenían que predecir la lluvia: los pastores debían comenzar a desplazarse en su dirección antes de que cayera. Casi siempre acertaban." George Monbiot, activista ecologista, en Kenia.

Chamán de los Arhuaco:

"A mis 105 año sigo aprendiendo porque la sabiduría de la madre tierra y todos los planetas no está escrita en libros, está en la memoria viva de los nevados, de los ríos, del mar, de las nubes y cada día se aprenden más cosas de la biblioteca natural" Mamo (chamán) Arhuaco, Colombia.


Chamán de los Bosquímanos:

"Me convertí en sanadora porque una vez, mientras dormía, soñé que lo era, y empecé a danzar y a sanar.Cuando empecé a practicar las danzas para entrar en trance, podía advertir que una persona estaba enferma por su sangre y olor. Entonces, me acercaba a ella y la sanaba." Xlarema Phuti, bosquímana gana, Botsuana.  

Chamán de los Inuit:

"Un grupo de científicos llegó a bordo de un gran helicóptero militar. 
-  Vamos a realizar unas mediciones. – me dijeron, y me mostraron sobre el mapa las mediciones de una ruta.- Quieren venir con nosotros?
-  Por supuesto. ¿Para qué han tomado esas mediciones?
-  Porque los mapas no son del todo exactos. Queremos saber las medidas correctas para poder disparar un cohete o guiar un misil hasta un objetivo extranjero o enviarlo tal vez hasta la luna.
-  ¿Qué está diciendo? – me pidió Osuitok, mi amigo inuit.
-  Quieren llegar a la luna.
-  Wakadlunga! Imagínatelo! Algunas personas en el campamento de Akiaktolaolavik aseguran que allí vive un viejo chamán llamado Aluriak, que puede llegar hasta ella cuando hay luna llena.
-  ¿Qué ha dicho? –me preguntó el científico.
-  Que le parece estupendo que quieran ir a la luna.
-  Bueno, muchas de nuestras preocupaciones son mucho más cercanas. Por eso intentamos establecer las distancias correctas."
James Houston "Mi vida con los Inuit"


El Pueblo sin Chamán:
 
"En 1992, mientras se celebraban los cinco siglos de algo así como la salvación de las Américas, un sacerdote católico llegó a una comunidad metida en las hondonadas del sureste mexicano.
Antes de la misa, fue la confesión. En lengua tojolobal, los indios contaron sus pecados. Carlos Lenkersdorf hizo lo que pudo traduciendo las confesiones, una tras otra, aunque él bien sabía que es imposible traducir esos misterios:
Dice que ha abandonado al maíz –tradujo Carlos–. Dice que muy triste está la milpa. Muchos días sin ir.
Dice que ha maltratado al fuego. Ha aporreado la lumbre, porque no ardía bien.
Dice que ha profanado el sendero, que lo anduvo macheteando sin razón.
Dice que ha lastimado al buey.
Dice que ha volteado un árbol y no le ha dicho por qué.
El sacerdote no supo qué hacer con esos pecados, que no figuran en el catálogo de Moisés" 
Eduardo Galeano, escritor.

El Chamán sin Pueblo:

"El shamán de los indios chamacocos, de Paraguay, canta a las estrellas, a las arañas y a la loca Totila, que deambula por los bosques y llora. Y canta lo que le cuenta el martín pescador: "No sufras hambre, no sufras sed. Súbete a mis alas y comeremos peces del río y beberemos el viento." Y canta lo que le cuenta la neblina: "Vengo a cortar la helada, para que tu pueblo no sufra frío." Y canta lo que le cuentan los caballos del cielo: "Ensíllanos y vamos en busca de la lluvia." Pero los misioneros de una secta evangélica han obligado al chamán a dejar sus plumas y sus sonajas y sus cánticos, por ser cosas del Diablo; y él ya no puede curar las mordeduras de víboras, ni traer la lluvia en tiempos de sequía, ni volar sobre la tierra para cantar lo que ve. En una entrevista con Ticio Escobar, el shamán dice: 

"Dejo de cantar y me enfermo. Mis sueños no saben adónde ir y me atormentan. Estoy viejo, estoy lastimado. Al final, ¿de qué me sirve renegar de lo mío?" 

Eduardo Galeano.   


Estas palabras pertenecen a Gregorio Arce, Wylky, gran chamán ishir (chamacoco) Wylky es el gran señor del “susurro quebrado”, como escribe Eduardo Galeano: “No son más de mil los indios Ishir que sobreviven en el Chaco. Wylky, legalmente Gregorio Arce, habla por todos en las ceremonias sagradas. Hace años, una peste mató a su gente más querida. Entonces, el se hundió en el bosque, y allí cantó y cantó, y siguió cantando cuando la sangre le brotó de la boca. Con la garganta rota, mucho después, emergió de la fronda. Es casi nada la voz que le queda, un susurro quebrado, pero Wylky es un señor de la palabra. Está hecho de silencio, y de pocas palabras secretas y luminosas, el sendero que conduce a la casa de los dioses”.



Fuentes:
"Bocas del tiempo". Eduardo Galeano.

jueves, 21 de junio de 2012

Grandes cazadores de superviviencia: la gran danza.


"No sabemos confeccionar ropa: en esto somos ignorantes. No sabemos fabricar cuchillos ni conocemos las máquinas. Lo que sí sabemos es lo que hacían nuestros padres: los rituales de los cerdos, como construir una casa y cómo cazar. Y no abandonaremos dichas prácticas." 
Yali, Papúa Occidental.


La naturaleza se ha observado con atención en el norte helado, en las selvas y bajo del sol de las estepas y, gracias a ello, los pueblos han aprendido a advertir cambios en ella y un conjunto de sofisticadas técnicas para la caza y el rastreo para la supervivencia en los distintos y hostiles hábitats.

Cazar con pájaros, delfines y águilas. Robar a los leones. Pescar caminando sobre cataratas o en las profundidades del mar. O rastrear a una presa durante 10 horas a lo largo de 25 km... Son cazadores de supervivencia. Mientras nosotros vamos al supermercado... 

"Aprendes lo que la tierra te cuenta" afirma el bosquímanos gana Roy sesana.

Por ejemplo, los wichí de Argentina pescan mediante la detección de diminutas ondas en la superficie de los ríos.

Las cataratas de Khone en Laos son unas enormes cascadas de 21 metros y un caudal medio de casi 11.0000 metros cúbicos de agua por segundo. En ella pescan los Khmer y los Bolaven: desafían a la muerte en actos de circo caminando a lo largo de unos cables colgados sobre la cascada atronadora. Sólo pescan un par de kilos en cada viaje, o perderían el equilibrio...

Los hadza de Tanzania y los Masais se mantienen atentos a la llamada del pájaro de la miel, que les conduce a los nidos de abejas que se encuentran en las ramas de los árboles. A veces, les avisan de peligros cercanos como animales salvajes.

Los pueblos "pigmeos" de las selvas tropicales de África central imitan a los antílopes para que salgan de la maleza y poder cazarlos. También son buenos imitadores de animales los Awá, en la Amazonía.

Los berkutchy de los Kazakhs cazan por medio de sus águilas. Este entrenador de águilas duerme junto al aguilucho durante noches y noches y lo alimenta de su mano a lo largo de un mes. La primera presa consolida su relación: el ave recibe toda la carne para que entienda que hombres y aves son compañeros y no competidores. 

En las playas de Mar Grosso de Brasil, se realiza algo que se conoce como "pesca cooperativa con delfines". El agua de este lugar es bastante turbia, y los pescadores no pueden ver los peces, pero los delfines llevan a los peces hacia los pescadores y giran dando círculos rápidos: entonces los pescadores saben que deben arrojar las redes. Los dos salen beneficiados: los pescadores obtienen pescados de mejor tamaño y peso y los delfines obtienen su ración diaria de más de 10 kilos de tainhas.  

En Kenia, los cazadores Dorobo demuestran un gran valor poniendo en riesgo su vida: robando delante de sus narices a los leones la presa que han cazado y que mantienen entre sus mandíbulas.
Sorprendentemente, cuando los cazadores (que llevan unas lanzas, pero no necesitan demostrarse amenazantes) se acercan a los leones hambrientos para robarles la presa, éstos se dan media vuelta.

Históricamente, los Inupiat de Alaska cazaban unas 60 ballenas francas al año en el Mar de Bering, y lo llevan haciendo desde hace 2500 años. Aunque los harpones con punta de piedra utilizados por sus ancestros han sido sustituídos por armas de fuego y explosivos, los Inupiat de hoy a menudo utilizan los botes de piel de foca conocidos como umiaks para perseguir a la ballena. Son los únicos que no tienen límites en caza de este animal, hoy en peligro de extinción.

El conocimiento del mar de los Moken también les permite hacer uso de herramientas rudimentarias como arpones de madera para pescar. Conocen los ciclos de nacimiento de todas las especies del mar y saben cuándo pescar cada cosa. Por supuesto jamás cogen tortugas, delfines, ni grandes mamíferos. Los gitanos del mar sólo pescan lo que van a comer. Algunos tampoco utilizan gafas y tanto sus ojos como su foco visual están perfectamente adaptados al agua salada y las profundidades. Los Bajau también son unos magníficos buceadores que pueden permanecer más de cinco minutos debajo del agua y sumergirse hasta 15 metros de profundidad, y caminar por ella

Los Huaorani tienen cazadores que pueden distinguir la orina de los animales a cuarenta pasos, y saber de qué especie se trata. Además, cazan unicamente los animales más débiles y que no sobrevivirían por mucho tiempo. Y entienden también que si cazan para más de tres días, que es el tiempo en el que lo cazado se mantiene comestible, la Madre Selva les castigaría. Su habilidad con la cerbatana es impresionante.

Dawid Kruiper, un líder tradicional de los bosquimanos khomanis de Sudáfrica, murió el 13 de junio a la edad de 76 años.
El 13 de junio, también murió un hombre capaz de perseguir a un antílope durante 10 horas o más en un recorrido aproximado de unos 25 kilómetros con unas temperaturas superiores a los 40 grados.
Pero sobre todo, murió un hombre capaz de hacer frente a la expropiación de sus tierras ancestrales en el Parque Nacional Kalahari Gemsbok, para dar paso a la extracción de diamantes. Y a una ardua sentencia contra Bostwana que les permitía regresar a sus tierras. Finalmente, decidieron quedarse en los asentamientos que rodean al parque. Sin acceso directo al agua y sin el atractivo que representaba sus tierras ancestrales, los bosquimanos han tenido que adaptarse para convertirse en cazadores de persistencia en una de las reservas más grandes de Sudáfrica.

"Buscamos y comprobamos señales continuamente y mostramos las sendas. Por ejemplo, aquí hace poco ha comido un par de puercoespines. (...) nos mostramos las huellas, e indicamos si son frescas, a qué velocidad se mueven los animales, el tamaño de la presa, si es hembra o macho, con que fuerza se desplaza y si es el animal que buscamos. La gruesa cola de un escorpión hembra nos muestra una antigua huella de un chacal. Sabemos que el escorpión se desplaza a medianoche y su rastro se encuentra por encima de la huella de la pata delantera del chacal. Aprendes la trayectoria de los pájaros que llegan con el viento y que nos susurran que lloverá. Sabemos todas estas cosas. Rastrear es como danzar; es la gran danza." Nqate, bosquímano de Botsuana.

El alimento se considera siempre un don de la Tierra que nunca se debe dar por sentado, por lo que la humildad es esencial "Lo olvidamos, y nos consideramos superiores", escribió el onondaga Oren Lyons. El delicado equilibrio entre el ser humano y la naturaleza se ha mantenido durante milenios por el respeto por sus límites, por la prudencia, la responsabilidad y la reciprocidad.
Los cazadores preguntan antes de arrebatar la vida a un animal y dejan ofrendas al animal asesinado en señal del agradecimiento.

"Cazar consiste en hablar con los animales y no en robar. Vas y preguntas, colocas una trampa o utilizas el arco y la lanza. Puede llevarte días. Sigues el rastro de un antílope; él sabe que estás allí, que tiene que entregarte su fuerza, pero corre y tú debes ir tras él y, mientras corres, te conviertes en él. Pueden pasar horas hasta acabar los dos agotados. Hablas con él y lo miras a los ojos, momento en que sabe que debe entregarte su fuerza para que tus hijos puedan vivir"
Roy Sesana, bosquímano gana, Botsuana.
 
Muy poca gente vive más íntimamente con los animales que los Awá en la Amazonía Oriental. No sólo les aporta alimento, sino que los adoran y son obsesivos poseedores de mascotas.
Para Emwi y el resto de Awá, dar de mamar a los monos es simplemente un modo natural de ayudar a un huérfano necesitado. Cuidar tan íntimamente a un animal al que matan regularmente puede parecer contradictorio. Pero los Awá creen que todo aquello que toman de la selva deben devolverlo.

Su selva se ha encogido un 30% en manos de los madereros, los ganaderos, los colonos.
Sú número también encogió, sólo entre 60 y 100 awás continúan viviendo en aislamiento, nómadas que huyen de la asimilación cultural. Otros 360 sobreviven como pueden. 
"Todos vamos a pasar hambre, los niños pasarán hambre, mi hija pasará hambre, y yo también pasaré hambre. No quedará nada en la selva. Los madereros llegan con sus camiones y se llevan los árboles" dice el awá Pirei Maa.

Otra modalidad de la caza es el capitalismo.

Antes persistía la separación entre el cazador y la presa. Con la sociedad de consumo, la barrera se difumina o se interioriza. Todos somos a la vez cazadores y cazados. O, mejor dicho, todos somos cazadores verosímiles y verdaderos cazados. Somos cazados mientras creemos que estamos cazando

Se amplía el repertorio de especies cazables: la especie humana será en adelante la presa privilegiada. Es la lucha de clases: motor de la Historia.”

Jesús Ibañez. Sociólogo. 


Evolución de la explotación del territorio Awá. 1985-2010.

Videos de grandes cazadores:

Fuentes:
"Somos uno:un homenaje a los pueblos indígenas" Joanna Eede.
Documental Human Planet. BBC.
Mi blog.

viernes, 15 de junio de 2012

De la luna a la radio!

Un poco en relación a los palabreros, la antropóloga selenita viaja a la Tierra para hablar en una radio libre, humana y comunitaria: Tas-Tas Irratia. Por una comunicación libre y social.

"Tas-Tas Irratia es una radio comunitaria, independiente de grupos políticos o económicos, que hace una apuesta por el fortalecimiento del tejido asociativo en su sentido más amplio: colectivos, asociaciones, ONGs que trabajen por una sociedad más justa, solidaria e igualitaria.
Su programación y actividades están basadas en el trabajo de los voluntarios y profesionales volcados en este proyecto comunicativo. En los últimos 19 años, tanto a través de la 97 FM como de esta página web, Tas-Tas Irratia ha mantenido su compromiso por dar voz a quienes no la tienen y también, por desarrollar una comunicación de calidad hecha por sus protagonistas. A través de estos años, hemos consolidado una audiencia sensibilizada con temas sociales, que busca una radio diferente."

La sección se llama "Una antropóloga en la luna" y está dentro del programa sobre historia "La biblioteca perdida".

Aquí la página de la radio comunitaria y los programas que contienen mi sección para descargar (iré añadiendo según se emitan):


Aquí el blog del programa, también con los programas para descargar:


A partir de un primer programa de bienvenida, desarrollaré diversos temas sobre antropología en esta radio.

La Fiaca, programa de radio de la EITB, también habla del blog:
http://www.eitb.com/es/audios/detalle/1308234/la-fiaca-vueltas-brujas-capitalismo/

"El buscador de Radio 5"  explica la teoría antropológica de Jill Dubisch, que establece una llamativa comparación entre las conductas religiosas y los seguidores de la comida natural. Divulgando el blog:
http://www.rtve.es/alacarta/audios/el-buscador-de-r5/buscador-r5-comida-natural-religion-20-02-13/1695115/ 

Planeta musical Sur, programa de radio comunitaria de músicas del mundo de la universidad de la ciudad de Neuquén, Rep. Argentina:  
http://audio.urcm.net/Una-categorizacion-que-se-presenta
Cualquier opinión, sugerencia, queja, petición, jamón ;).... será bienvenido.

Un saludo selenita.


jueves, 14 de junio de 2012

La tradición oral: los palabreros.


"En África, cuando un viejo muere, arde una biblioteca"
Proverbio africano. Amadou Hampaté Bâ

Donde quiera que haya seres humanos, tendrán un lenguaje. Pero el lenguaje es tan abrumadoramente oral que, de entre las muchas miles de lenguas habladas en el curso de la historia del hombre, la mayoría de ellas no han llegado nunca a la escritura. La primera grafía apareció por primera vez entre los sumerios en Mesopotamia apenas alrededor del año 3500 a. de c. En realidad, la primera palabra registrada que significa “libertad” es la sumeria  “amargi”  que quiere decir libre de deudas. Literalmente, amargi, quiere decir “volver con la madre” porque una vez que se había cancelado las servidumbres por deuda, los peones esclavos podían volver a su casa. Antes de eso, el lenguaje era otro, y en algunas sociedades continúa siéndolo.

De manera irónica, Alain Mabanckou escribía en su novela Vaso Roto: “no le gustan las frases hechas del tipo "en África, cuando un anciano muere, arde una biblioteca" y cuando oye este tópico manido, se enfada un montón y suelta al momento: "depende del anciano, dejaos de chorradas, yo sólo me fío de lo que está escrito."

Y es que las personas no analfabetas sólo con gran dificultad pueden imaginarse cómo es una cultura oral. Para cualquiera que tiene una idea de lo que son las palabras en esta cultura, no resulta sorprendente que el término hebreo "dabar" signifique "palabra" y "suceso", porque entre los pueblos orales la lengua no es sólo una transcripción del pensamiento, sino de acción. Tampoco resulta sorprendente que los pueblos orales por lo común consideren que las palabras poseen un gran poder. Por eso, consideran que los nombres (una clase de palabras) no es sólo una etiqueta, sino que confieren poder a las cosas, les dotan de ciertas características que el nombre mismo describe. Por eso, en muchas culturas faltar a la palabra es como faltar al alma. (En lengua guaraní ñe'ê significa “palabra” y también significa “alma”, y el que dilapida la palabra, dilapida su alma)

"Permanece a la escucha-se decía en la vieja África-, todo habla, todo es palabra, todo intenta comunicarnos un conocimiento." cuenta el escritor Amadou Hampaté Bâ.

El poder de la palabra resalta también en las funciones de un jefe:

"Por naturaleza, la sociedad primitiva sabe que la violencia es la esencia del poder. Al constreñir al jefe a moverse solamente en el elemento de la palabra, es decir, en el extremo opuesto del poder y de la violencia, la tribu se asegura de que todo quede en su lugar"

Pierre Clastres, antropólogo.

Además, la palabra hablada hace que los seres humanos formen grupos estrechamente unidos. Cuando un orador se dirige a un público, sus oyentes forman una unidad. La escritura y lo impreso lo aíslan en un mundo privado de lectura. Por eso, la palabra hablada es parte ritual de las religiones.

«La ficción de las pantallas es una ficción colonizadora (va de fuera hacia adentro), pero la ficción de los cuentos es de las que alimentan (va de dentro hacia afuera: te hace trabajar y hace crecer tu tierra de ficción). La dimensión humana de la vida precisa lentitud, calma, conversación… Es por eso que contar y escuchar cuentos hoy en día se convierte casi en un acto de rebeldía, en una ruptura del ruido, de lo asumido sin cuestionar», explica Pep Bruno, narrador oral.

El modo que empiezan siempre, en Benin, los narradores, es:
      —Mi do adjru! ¡Contemos cuentos!
      —Adjru uaiii! ¡Los cuentos pasan!


Las mujeres amazigh empizan sus cuentos diciendo: "Hay una historia entre vosotras, quien la busque la encontrará..."

 
La tradición oral no se limita a cuentos y leyendas o relatos míticos e históricos. La tradición oral es la escuela de la vida: es religión, historia, recreación y diversión. En lugares del mundo donde sus gentes  no tuvieron o no tienen acceso a la escritura, muchas de sus sabidurías permanecen en la memoria y se han expresado en mitos, cuentos y cantos o en narraciones épicas. Fueron entendidas por el término "folklore" como un subtérmino de "cultura", pero la antropología trata de dar la palabra a quienes no tienen voz para rescatar del pasado la experiencia de mayorías silenciosas o silenciadas. 

 “La escritura es una cosa y el saber es otra. La escritura es la fotografía del saber, pero no es el propio saber. El saber es una luz que está en el hombre. Es la herencia de todo lo que los antepasados pudieron conocer y nos han transmitido en germen, al igual que todo el baobab está contenido, potencialmente, en su semilla” explica también Amadou Hampaté Bâ.

 Los narradores del pasado fueron los aeda en la antigua Grecia, los skald vikingos, los seanchaí irlandeses, los bardos celtas, los griotts africanos, los rakugoka japoneses…

Hoy todavía hay grupos hábiles en la retórica.

Los inuit dicen que cuando los cuentacuentos hablan, las plantas dejan de crecer y los pájaros se olvidan de alimentar a sus polluelos. Por eso, los cuentacuentos sólo pueden contar mientras la nieve cae. Además, con las historias personales también son muy cautelosos, como si tuvieran una especie de derechos de autor. Contar la historia creada por otro es una suerte de violación. Se puede pedir permiso o incluso comprar la historia para contarla: cuanto mejor sea la historia, más se pedirá por ella. 

También mantenían una costumbre que consistía en resolver los problemas de la propia comunidad (excepto del asesinato) mediante la improvisación de canciones o poemas satíricos. Los dos implicados en el conflicto se ponían uno delante de otro y ganaba el que hacía la mejor improvisación o perdía el que no soportaba la burla del contrincante. Eso demostraba que para los inuit era más importante restablecer la armonía que administrar justicia.

"Dios inventó al hombre para oírle contar cuentos", dice un proverbio africano. Un griot o jeli (djeli o djéli en francés) es, actualmente, un narrador de historias de África Occidental y están presentes entre los pueblos mandé, fule, hausa, songhai, tukulóor, wolof, serer, mossi, dagomba, árabes mauritanos y multitud de otros grupos más pequeños.. Un griot es un depósito de tradición oral aunque también pueden utilizar su habilidad vocal también para contar chismorreos, sátiras o hacer comentarios políticos.
Los griots forman una casta endogámica, es decir, la mayor parte de ellos solo contrae matrimonio con otros griots. En las lenguas africanas, los griots son conocidos mediante un sinnúmero de nombres: jeli, jali, guewel, gawlo... El término mandé jeliya (traducido como "habilidad musical") se utiliza a veces en el ámbito de los griots, indicando la naturaleza hereditaria de esta habilidad. Jali viene de la palabra jali o djali (sangre). Djeli significa "sangre de la sociedad"

En Turquía, el meddahlik es una forma de arte dramático turco interpretado por un actor único, el meddah. Históricamente, los meddah se destinaban no sólo a distraer, sino también a instruir y educar al público, una población a menudo analfabeta. El meddah elige los cantos y los relatos cómicos entre un repertorio de historias, leyendas y epopeyas populares, adaptándolos al lugar y al público. Pero la calidad de su espectáculo depende de la relación que se crea entre el narrador y los espectadores. Sus críticas sociales y políticas solían provocar discusiones animadas sobre temas de actualidad. La juglaría perdura también en Turquía gracias a los juglares ambulantes llamados âsiks que rasguean un instrumento de cuerdas llamado saz.

La poesía Nabati (al-sha’r al-Nabati), un género beduino de poesía oral, ha resultado ser un medio de resistencia de las mujeres. Al contrario que muchas mujeres beduinas del medio rural, una poetisa (shā’irah) puede hacer largos viajes para participar en una velada poética (umsiyyah) o concurso (mahrajān), acompañada por su marido o por otro individuo de confianza. Puede recitar su trabajo ante un público de unos 500 hombres sin recibir críticas que apelen a su moralidad, y después pueden conversar y comer con ellos sin problemas. También les permiten participar en debates sociales y políticos en público. De hecho, mucha de la poesía que componen las mujeres, tratan cuestiones polémicas como la corrupción política y la deslealtad percibida, los movimientos de la Primavera Árabe y sobre la nacionalidad.  

El arte narrativo Yimakan es un elemento esencial de la minoría étnica hezhen de China, que vive en el nordeste de China. Recitadas en verso y prosa en la lengua de esta etnia, versan en alianzas y batallas tribales, incluidas las victorias de los héroes hezhen contra monstruos e invasores. Como los hezhen carecen de un sistema de escritura, el Yimakan desempeña un papel fundamental en la conservación su lengua materna, religión, creencias, folclore y costumbres, así como la identidad e integridad territorial.

La tradición literaria y oral de los uzbekos también es llevada en gran parte por los Bakshi, juglares ancianos que recitan los mitos y la historia uzbeka a través de canciones épicas. 


"Talanoa" es la palabra de Fiji para charlar o contar historias. Significa charla ideal, y se debe realizar de manera que sirva como un "adhesivo social".

La comunidad de los wayuus está asentada en la Península de La Guajira, situada entre Colombia y Venezuela. Los pütchipü’üis o “palabreros” son personas experimentadas en la solución de conflictos y desavenencias entre los clanes matrilineales de los wayuus. Cuando surge un litigio, las dos partes en conflicto, los ofensores y los ofendidos, solicitan la intervención de un pütchipü’üi. Si la palabra –pütchikalü– se acepta, se entabla el diálogo en presencia del pütchipü’üi que actúa con diplomacia, cautela y lucidez. El sistema de compensación recurre a símbolos, representados esencialmente por la oferta de collares confeccionados con piedras preciosas o el sacrificio de vacas, ovejas y cabras. Incluso los crímenes más graves pueden ser objeto de compensaciones, que se ofrecen en el transcurso de ceremonias especiales a las que se invita a las familias en conflicto para restablecer la armonía social mediante la reconciliación. Según el Director del Observatorio del Caribe y antropólogo wayúu, Wilder Guerra Curvelo, el sistema normativo de los Wayúu, no busca encarcelar o castigar al agresor, visto como individuo aislado, sino recuperar el tejido social afectado por las querellas. Es justicia restaurativa y no punitiva.

El etnólogo Daniel Brinton, en el libro La Raza Americana, contaba en 1891 de algunos grupos indígenas americanos: ”Estos cantos también sirven como medios pacíficos para apaciguar contiendas familiares. Cuando dos personas se pelean, es costumbre elegir una noche y dirigirse mutuamente cantos nocturnos, el auditorio decide cual es el mejor poeta. El veredicto pone punto final al rencor”

Los indios menomini de Wisconsin siempre piden al joven que extraiga por sí mismo la moraleja de las historias que les cuentan. Así, un abuelo puede llegar a contarle al niño la misma historia todas las noches hasta que el pequeño sea capaz de enunciar una moraleja que satisfaga al anciano.


Fatima Mernissi cuenta que la decadencia de los califas comenzó cuando empezaron a descuidar el arte de la comunicación, de la discusión y de las palabras. El último califa, Al Mutadid, era un mal comunicador que ni siquiera sabía hacer un sermón correcto los viernes, el día de la semana en que los califas aparecían públicamente ante la comunidad para demostrar que sabían utilizar tanto la pluma o la palabra (qalam) como la espada (sayf) Los poetas hacían bromas sobre él y los eruditos opinaban "el imán no sabe hablar, no ha sido capaz de explicar claramente lo que está prohibido y lo que está permitido" 
Ese año, el pregonero anunció a la población de La Paz (que es como se conocía a Bagdad) que los cuentistas, los propagandistas de sectas, los astrólogos y agentes similares no podían actuar en las mezquitas ni en las calles. También quedaba prohibido vender o intercambiar libros sobre retórica, filosofía griega o el arte del diálogo y la discusión.

Hasta que en 1258 apareció un monstruo en la frontera de Bagdad, el hijo de Gengis Khan, que saqueó Bagdad de una manera terrorífica. No hubo pluma, ni palabra, sólo muerte.

Nada nuevo bajo el sol.

La segunda parte de la tradición oral:
Link: La tradición oral II: improvisando la vida.


Comienza con "Érase una vez".
Todos tenemos una historia,
en el fondo de nuestro corazón.


La poetisa beduina Hissa Hilal en el programa de Abu Dabi "El poeta del millón", narrando su poema que le costó muchas amenazas de muerte:

"He visto al diablo en los ojos de las fetuas subversivas
en un tiempo en el que lo legítimo se confunde con lo ilegítimo.
Cuando descubrí la verdad apareció un monstruo desde su lugar escondido;
bárbaro, viciado en su pensamiento y su acción, furioso y ciego;
portaba la muerte como vestido, ceñida con un cinturón.
Habla desde una plataforma oficial, poderosa,
aterrorizando a la gente y acechando a cualquiera que busque la paz;
la voz de la valentía huye y la verdad queda arrinconada y silente;
el egoísmo nos impide decir la verdad"


"El cuentacuentos persa: los relatos que hicieron soñar al emperador" relata:


"Y cuando el anciano monarca falleció, su hijo, como heredero del trono, tomó las riendas del país.

Un día, para conocer a los servidores del palacio convocó a todos los cortesanos, preguntándoles, uno a uno, sobre sus cometidos:
-Yo soy vuestro consejero, dijo el primero.
-Yo soy vuestro general, se presentó el segundo.
-Yo soy vuestro guardaespaldas, respondió el tercero.
-Yo soy vuestro cocinero, manifestó el cuarto.
-Yo soy vuestro coracero, contestó el quinto.
-Yo soy vuestro cantante, respondió el sexto.

-Y, ¿cuál es tu cometido?, preguntó el monarca a un anciano que estaba algo apartado de los demás y no se había presentado.
-Yo soy vuestro cuentacuentos, contestó el viejecito.
-¿Me tomas por un niño? No necesito ningún cuentacuentos, dijo el joven rey frunciendo las cejas, como si le hubieran ofendido.
-Es exactamente lo mismo que opinaba el rey Bahrâm, contestó el hombre viejo, que además era un sabio. Con la diferencia -continuó el sabio-, de que aquel monarca, muy pronto volvió a reclamar al cuentacuentos para que regresara, pues se dio cuenta de que había actuado como el águila de aquella fábula...
-¿De que fábula me hablas?, preguntó el joven rey.
El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia.

“Un águila rapaz reprochaba a una gallina del corral: ¡Qué criatura más desagradecida eres tú! Tu dueño te mantiene durante toda tu vida, te protege de las bestias, te alimenta, y qué es lo que tú haces? Cuando él te llama empiezas a correr de un tejado a otro, aleteas por aquí y por allá, y no dejas que te coja. ¿Qué clase de comportamiento es ése? Mírame a mí. Yo hace poco tiempo que estoy aquí, y ya sé cómo debo portarme, y demuestro mi gratitud por los cuidados que me da el amo. Cuando él me llama, me poso en su brazo y hago todo lo que me pide. Entonces, la gallina, mirándole con una sonrisa, respondió: Quizás tengas razón, amigo mío. Pero dime ¿has visto alguna vez un águila asada?”

Cuando el viejo sabio terminó su relato, el joven rey se quedó pensativo, y luego dijo:
-Es absolutamente cierto. Pero, ¿de qué le sirve a un gran águila la verdad de una pequeña gallina?
-¡No, Majestad!, no desprecies nunca lo pequeño, contestó el anciano. Recordad lo que hizo una liebre a un león.
-Y, ¿qué le hizo?, preguntó el joven rey.

El viejo sabio le hizo la reverencia y empezó a narrar su historia..."

Fuentes:

"Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra". Walter J. Ong.
"Un libro para la paz". Fatima Mernissi.
"Memorias del Ártico: mi vida con los inuit" de James Houston.
http://sobreturquia.com/2011/02/09/asiklik-y-meddahlik-patrimonio-cultural-de-turquia/
http://www.unesco.org/new/en/media-services/multimedia/photos/ith2011/iran-naqqali/
http://chinaviva.com/Hezhe/hezheyimakan.htm
http://www.mincultura.gov.co/?idcategoria=1393
http://wayuunkerra.blogspot.com.es/2007/04/la-figura-del-palabrero-trasciende-en.html
http://www.yorokobu.es/narradores-orales/ 
http://www.fmreview.org/es/estadosfragiles/Seeley.pdf 
"Amkullel, el niño fulbé" Amadou Hampaté Bâ